No podemos reclamar igualdad y luego mirar con odio a un hombre que no se ha levantado de su sitio para ceder el asiento a un mujer (misma edad más o menos) y sonreír a la chica que se levanta (mucho más joven) y empezar a murmurar que es una vergüenza. Y que medio vagón asienta y comente. No. Ni siquiera voy a pensar que el hombre está cansado, roto, que viene de una jornada de mil horas. No tengo por qué justificar que no se levante.
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