
Soy Chiki Fabregat y escribo.
Y leo.
Y enseño a escribir.
Y antes, cuando tenía tiempo, tejía bufandas, pero ahora dedico cada minuto que le robo al sueño a tejer historias. Por suerte, duermo poco. Doy clases de Escritura Creativa y dirijo el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. No sabría decir si soy más profesora que escritora o al revés, aunque la verdad es que no me importa demasiado. He conseguido hacer de la escritura y sus alrededores mi forma de vida y con eso soy feliz.
Durante quince años he sido alumna de los talleres de la Escuela de Escritores, que ahora es mi segunda casa (¿o es la primera?). Antes de eso estudié Filología y, aunque siempre he creído que no me había servido para nada, de vez en cuando descubro que sé algo que aprendí en la facultad y que me resulta útil. Sin ir más lejos, soy una máquina contando sílabas métricas y estoy segura de que el Manual de Antonio Quilis que repasaba en el metro tiene algo que ver. También pasé un año en Washington DC y hasta hace poco pensaba que no sabía inglés, pero resulta que sí, que me defiendo. En la cocina, en cambio, soy lo peor (y esto no es una apreciación subjetiva).
Crecí como deberían crecer todos los niños: escuchando cuentos. Y en cuanto aprendí las letras, pasé a escribirlos. Llevo la escritura en los genes, lo que no hace la tarea más fácil, pero sí mucho más divertida. En casa nadie se echó las manos a la cabeza cuando dije eso de: “mami, quiero ser artista”.
He publicado algunos cuentos con la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA), después la colección Soy un superhéroe, coescrita con otros tres autores para prelectores en Edebé. Y, por último, todo lo que aprendí en esos quince años de talleres de escritura brotó en la trilogía Zoila, de la que me siento más que orgullosa.
Puedes llamarme Chiki o Esperanza y me encantan las sorpresas. Nací en el 69, tengo una familia perfecta y llevo el pelo verde. De alguna manera esas tres cosas me definen, aunque no sé bien en qué sentido.
Sigo escribiendo.
Sigo aprendiendo.
Sigo enseñando.