Me requetechifla que los niños metan en apuros a sus padres.
Señora amable, en el bus, que se sienta frente a un niño de unos tres o cuatro años:
-Tengo un hijo como tú.
-¿Cómo se llama? -le dice, con lengua de trapo.
-Pablo.
-¿Y tu marido? ¿Cómo se llama tu marido?
-No tengo marido.
El Niño se gira hacia la madre, que cambia la cara porque debe intuir lo que viene. La madre intenta entrar en la conversación, cambiar de tema, pero el crío vuelve a la carga:
-¿Se ha muerto?
-No, no. Solo es que no tengo marido.
-¡¡Mamá!! ¡¡Que no tiene marido!!
(Madre encogidita en el asiento, solo sonríe)
-Mamá… ¿Es una fresca?
Carcajada general en el autobús. Incluida la fresca. Sólo la madre está calladita.
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