En el tren, al parar en una estación, dice un mujer a su marido:
-Mira cómo se parece ese hombre a mi primo Ángel.
El marido mira por la ventanilla y asiente. Ella insiste:
-Es más flaco y mucho más bajito. Y Ángel es rubio. Pero son clavados.
El marido dice que sí, sin levantar la vista del periódico, y el tren se pone en marcha.
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