-Tengo 19 de tensión por tu culpa -dice la mujer, a gritos.
-Yo te acompaño al médico.
-¡No quiero que me acompañes a ningún sitio! ¡¡No quiero volver a verte, maldito!!
-Tienes que verme porque soy tu hermano.
-¡No menciones la palabra hermano en mi presencia!
-Somos hermanos, aunque te pese, porque mamá nos tuvo a los dos -baja un poco la voz-. Y a mí me quería más.
-Maldito. ¡¡Maldito seas por siempre!!
Que si un alumno me lee este diálogo en clase le digo que no hay quién se lo crea, y ahí estaban los dos, con más de ochenta años, regalándonos esta función en la parada del 3.
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