Querida pasajera que me pones mala cara cuando te pido que me dejes salir (igual que me la has puesto cuando te he pedido que me dejes entrar): si hubieras ocupado el asiento de la ventanilla, las dos nos habríamos evitado estás muestras de amor verdadero y habrías ido disfrutando del paisaje madrileño, tan bonito.
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