
Esta semana me he encontrado, por casualidad, con la imagen de la fotografía. Después, casi por casualidad o por una cadena de respuestas, me han enviado la misma imagen, pero en español. Y sí, me gusta. Me encanta. El ritmo es importante (importantísimo) en la prosa y cuantas más veces y de más formas diferentes nos lo digan, mejor. Pero me he pasado el fin de semana pensando que hay algo que no me convence y después de largas noches de insomnio (o de pensarlo un ratito) he llegado a la conclusión de que los hispanoparlantes y los angloparlantes no solo nos diferenciamos en el color del pelo.
Nos gustan los octosílabos. Tal vez sea por los romances, tal vez por las serranillas. O porque al pensar cantamos, vaya usted a saber por qué, el caso es que sin medirlo, ocho vienen y ocho van, en cuanto nos descuidamos. Mira si no los refranes: El que a buen árbol se arrima; Agua que no has de beber; A caballo regalado; En tu casa o en la mía (y aunque esto no sea un refrán, anda que no lo hemos dicho).
El que a buen árbol se arrima; Agua que no has de beber; A caballo regalado; En tu casa o en la mía (y aunque no sea un refrán, anda que no lo hemos dicho).
Agua que no has de beber; El que a buen árbol se arrima; A caballo regalado; En tu casa o en la mía (y aunque esto no sea un refrán, es frase muy repetida).
Ay es muy interesante, Chiki Fabregat, eso de contar sílabas. Me obsesiona tanto el ritmo cuando escribo y no acabo de pillarlo. A veces pienso, si escribiera con una máquina al menos sentiría percusión en los dedos. Pero, no, todo viene de más adentro. No sé… Probaré a contar sílabas y entonces me engancharé. Por obsesiva. Tal vez la cuestión es ¿qué música le quieres poner, qué ruido de fondo, qué silencio? Un saludo.
Como obseso de las rimas me declaro fan del artículo. Solo espero no convertirme en un obseso de las sílabas ahora…
ya decía yo que no pillé ni una rima en tu novela 🙂
¡Gracias, Laura! Sí, la música y el silencio hacen mucho por la historia. Y el ruido también.
Es el mejor piropo que me han dicho nunca.
Sería muy interesante leer algún estudio en el que se comparen los ritmos de diferentes lenguas.
Ahora que me estoy acostumbrando a leer en sueco y a revisar mejor los textos que escribo en español, noto que la melodía del lenguaje cambia por completo la estructura de lo que escribes.
Creo que tiene que ver sobre todo porque en español tenemos varios tipos de acentuación (agudas, llanas, esdrújulas, etc.), mientras que por ejemplo los ingleses son bastante más monótonos.
¿Será la acentuación lo que nos impulsa a los octosílabos? Voy a comenzar a contar sílabas durante una temporada. 😀
Es muy posible que la acentuación tenga que ver. Lo que daría por conocer unos cuantos idiomas para comparar…
Tras llegar a este post desde el reciente de “La escritura y el sexo” (sutilmente notificado por el correo de EdE), solo puedo decir: “Por fin la explicación del conteo de sílabas de Chiki, sin presiones de tiempo para explicarlo”. Este verano en Santander me quedé con esta idea del ritmo que mencionaste (por cuestiones logísticas, sólo de pasada) en el taller, y quería saber más acerca de ello (motivo por el que me alegro de haber dado con este post). Que sepas que uno de los primeros libros que he cogido este año en la biblioteca trata de la métrica en español, en honor tuyo. Me gustaría saber más para poder aplicar el metro en mis poemas y huir de él en mi prosa. Por eso, sabiendo de esta (sana) obsesión tuya, me gustaría saber si conoces más bibliografía útil para el tema. Si es así, te agradecería muchísimo si pudieras pasarme las referencias (bien por correo o acercándome a la escuela un día que no estés muy ocupada, si tal cosa es posible).
Un fortísimo abrazo,
Alberto
PD: Sí que espero convertirme en un obseso.
Alberto, ven a verme cualquier día y nos tomamos un café cuando pase la locura del inicio de curso. Buscaré bibliografía, que la tengo casi olvidada. ¡Un gusto verte por aquí!
Estupendo, cuando tenga un hueco me paso 🙂